Contributions for a history of the dogs and cats in seattle in the first middle of twentieth century

Autor: Brown Frederick L

Resumen

Este estudio ayuda a entender el papel de los animales domésticos en las ciudades modernas y el importante papel que jugaron los animales en las vidas de sus familias enfrentadas a la transformación cultural y a los cambios en la estructura social y que vieron surgir relaciones profundamente formadas y transformadas por el desarrollo social, económico y el contexto cultural de hogares urbanos cambiantes. En los primeros años del siglo XX, gatos y perros crearon puentes en las distinciones humanas entre mascotas y ganado. Inicialmente vistos como siervos y amigos, no solo eran parte de los hogares, sino también por lo general tenían roles de trabajo que aseguraron su papel urbano, tanto como las conexiones individuales con los seres humanos. Con el tiempo, los perros y los gatos también fueron vistos como compañeros y como niños por parte de personas que no habían tenido sus propios hijos. Pero en las familias que tienen niños, las mascotas no sólo eran una fuente de alegría para ellos, un compañero de juegos, sino también una fuente de crecimiento moral, una posibilidad de tener una lección moral de la bondad. Cada vez más amados como algo más que una propiedad para sus dueños, los perros y los gatos ya no fueron vistos como menos que una propiedad a los ojos de las leyes. Las mascotas también participaron en la cultura de consumo de masas que transformó al hogar y la ciudad de manera más amplia en el siglo XX; también aparecieron las tiendas de mascotas, los grupos defensores de animales y la pequeña industria y mercado de los criadores de animales. Estas nuevas relaciones con los gatos y los perros transformaron toda la ciudad, pero especialmente los barrios blancos de clase media, debido a que los desarrolladores de bienes raíces colocaron restricciones raciales y de clase basadas en la restricción de animales siguiendo la premisa de "ningún ave de corral y ningún otro animal que no sean animales de compañía". Así, los barrios de clase obrera y de ingresos medios -fueran blancos o no blancos- donde la gente optaba por la cría de animales para su alimentación, fueron desapareciendo. Una relación personal, "individual", con los perros, gatos y aves se ajustó a lo moderno, a la ciudad de clase media -una conexión basada en el compañerismo y el amor-; mientras que la dependencia del ganado para alimentos o para generar ingresos no logró tal ajuste. Tales instrumentos jurídicos expresaron y reforzaron una visión de respetabilidad de la clase media blanca definida, en parte, por la ausencia de ganado y la presencia de animales domésticos, misma que ayudó finalmente a remodelar las ciudades en el siglo XX.

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2012-07-26   |   824 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 2 Núm.1. Enero-Julio 2012 Pags. 28-31 Revista CMVL 2012; 2(1)